Iglesia de San Cornelio y San Cipriano

La iglesia de San Cornelio y San Cipriano se ubica al sureste de la plaza mayor de la localidad, es un templo construido en sillería rojiza, originalmente realizado de factura románica, de finales del siglo XIII, conserva en este estilo la espadaña, la nave y la portada. En el siglo XV sufrirá una reestructuración que sustituirá la cabecera original por una en estilo gótico, momento este en el que se levanta también la sacristía. En el siglo XVIII se erige el pórtico que cobija la portada. El 4 de febrero de 1993 recibió la catalogación como Bien de Interés Cultural.

En el muro meridional, bajo el pórtico, se encuentra la portada compuesta por un arco apuntado enmarcado en tres arquivoltas y una chambrana, con seis capiteles con decoración vegetal muy esquemática. De la decoración externa, destacar los canecillos situados en la cornisa de la nave y la portada, algunos de ellos con temas antropomórficos y zoomórficos.

En el interior la decoración escultórica del periodo románico se limita a algunos capiteles de la nave muy esquemáticos entre los que resaltan un personaje con ropas talares y un guerrero con escudo y lanza en pleno combate con dos leones. Sin duda alguna, el tesoro del templo se localiza en la cabecera que alberga uno de los conjuntos de pinturas murales góticos más interesantes de Castilla datadas en el siglo XV, atribuidas al conocido como Maestro de San Felices. Del conjunto las mejor conservadas son las del muro del evangelio por haber permanecido siglos encaladas y ocultas tras un retablo barroco.