Piña de Campos

Piña de Campos se emplaza  a 24 km de la capital de la provincia, Palencia. Ambas localidades son comunicadas por la autovía de la Meseta-Cantabria, vía que se adentra en el corazón de esta localidad terracampina. Su campiña es regada por los canales del Pisuerga, el Carrión y por supuesto por las aguas tranquilas del Canal de Castilla además de por las aguas del Ucieza, río que bordea el este de la localidad. Se encuentra en pleno recorrido de la llamada Ruta de las Iglesias Catedrales, comunicando por la carretera PP-4301 con sus vecinas de ruta turística y cultural: Támara de Campos y Santoyo al este, al suroeste con la localidad de Amusco. Al oeste, entre el Canal de Castilla y el caserío desde una ladera con bodegas se obtiene una excelente panorámica de la inmensidad de la Tierra de Campos, en su delimitación con la comarca del Cerrato.

Celebra sus Fiestas Patronales el 29 de septiembre, en honor a San Miguel. Estudios acreditados dictan que el topónimo de Piña parece provenir del sustantivo latino “pinna”, almena de muralla, nada que ver con la palabra “piña”, aunque su escudo municipal haga alusión a esta fruta. En documentos de 1345 de la Diócesis de Palencia ya se citaba como “pinna”, Pascual Madoz, en su “Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar”, atestigua que la localidad tuvo castillo almenado: “coronado de ocho torres redondas adornadas de águilas”.

A lo largo de la Edad Media, Piña fue señorío de los Reinoso, más tarde la localidad fue cedida a Juan Manrique. El casco urbano luce adornos de diversas nobles familias, conservándose en uno de ellos las armas y bastones de los marqueses de Aguilar. De su amurallamiento se conserva una puerta con arco apuntado, del siglo XVI, el Arco de la Plaza, antigua puerta de la muralla, contiguo se emplaza el Ayuntamiento. El arco está rematado por un sobrecuerpo de ladrillo, alojando el reloj municipal y, sobre él, una campana. Entre sus calles destaca la Casa Grande, impresionan las dimensiones de sus fachadas, de 40, 50 y 25 m. La fachada principal talla el escudo de la Orden de Calatrava. El patio del interior ostenta un buen atrio con columnas de piedra de 5 m de altura, comunicando con el piso superior a través de una escalinata. Pero sin duda, el monumento más espectacular de la localidad es su impresionante templo, la iglesia de San Miguel, comienza a construirse a finales del siglo XII, acogiendo en la actualidad un interesantísimo Museo Parroquial digno de anotar en nuestra agenda viajera.