Castromocho
La histórica localidad de Castromocho se emplaza 27 km de la capital palentina, unida con la capitalidad por la carretera N-610. Se sitúa en la parte suroccidental de la provincia, en plena comarca natural de Tierra de Campos. Celebra las fiestas en honor a Nuestra Señora de los Ángeles, el 18 de septiembre, San Esteban, el 26 de diciembre y la tradicional Fiesta de la Matanza el 17 de enero. Se deduce que Castromocho tiene un significado de castro o castillo derruido o desmochado. No en vano la localidad mantuvo un amurrallamiento construido con la técnica del tapial, hoy quedan algunos restos visibles. El material utilizado en la construcción de sus casas era tapial y adobe de tierra, junto con la madera de pino. En la actualidad, estos materiales han sido sustituidos paulatinamente por ladrillo. La localidad se conforma tras la repoblación del siglo X bajo la protección de los reyes de León, a partir del siglo XV vivió bajo un régimen señorial o como behetría solariega que los propios vecinos concedieron al Conde de Benavente. Vestigios arqueológicos encontrados en el cerro de San Pelayo, algunas monedas y otros restos, indica que tuvo un asentamiento romano, este lugar contó con una ermita. En el pago de Los Cenizales se localizaron restos de otro antiguo asentamiento humano.
En su apogeo industrial, las Harinera de los Ángeles y Harinera de Castrillo, de principios del siglo XX, dan testimonio del gran auge industrial, es un conjunto de naves que aún se conservan. Como en pueblos vecinos de la comarca, Castromocho es tierra de palomares, contabilizando un total de 19 con diversas formaciones y tipologías. El material de construcción es variado, yendo del barro al ladrillo. Como curiosidad, la Torre del Reloj sostiene el antiguo reloj de la Villa, anteriormente situado en la iglesia de San Esteban. Asimismo, se caracteriza por sus puentes, cinco sobre el río Valdeginate. El más antiguo de todos es el Puente Viejo, de origen romano, siendo el punto de entrada del pueblo a través de la Puerta de Coloño, de cuando el pueblo estaba amurallado. Y el más importante es el Puente del Mercado, de cinco ojos. El Puente del Prado es de gran antigüedad y servía de paso para el ganado al Prado. Comenzó a desaparecer cuando se empezaron a extraer las piedras para construir el futuro Monasterio de los franciscanos. El Canal de Castilla deja otro bello puente en la localidad, el Puente del Membrinar. Esta obra ha sido catalogada como bien de interés cultural (BIC), situado en los límites de Castromocho y Villarramiel. Más modernos son los denominados Puente de la Vía y Puente Nuevo. También es tierra de fuentes y pozos, tuvo un importante número de fuentes.
La arquitectura religiosa deja un importante patrimonio. Destaca la iglesia de San Esteban, del siglo XVI, y la iglesia de Santa María de la Colaña. En San Esteban se pueden admirar dos portadas renacentistas y un artesonado en su sacristía más un cofre repujado del siglo XVII en el que se reproduce el martirio de San Esteban. Santa María sobresale por su bella torre de cinco cuerpos escalonados, rematando un chapitel con tejas vidriadas y hace poco restaurada. Se levantó Santa María en el siglo XVI con bella portada plateresca, cubierta con un artesonado mudéjar estrellado.
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42.0308091, -4.8241988
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