Iglesia de San Francisco
La doble espadaña de la iglesia de San Francisco ofrece una excepcional estampa, afrontando sus campaniles con la ilustre fachada del colegio de Villandrando, edificio de la Calle Mayor icono del modernismo, proyectado por el arquitecto palentino Jerónimo Arroyo. Se deja acompañar en su devenir por los tiempos por la Plaza Mayor y la Casa Consistorial, ambas edificaciones contiguas a la Plaza de San Francisco, consignando todos estos recursos arquitectónicos uno de los puntos de interés más importantes de la capital.
La historia de este conjunto monacal es muy intensa. En tiempos del medievo alcanzó gran relevancia, llegando a ser Sede de las Cortes de Castilla y también de varios concilios, de aquellas, ofreció sus insignes dependencias al reposo de los importantes dignatarios que acudían a la ciudad. De aquel ancestro legado… hoy queda su doble espadaña, conformada en un par de curiosos triángulos, aunque cabe decir que fue remozada en el siglo XIX con la incorporación de un rosetón que sigue las directrices del ya extinto estilo gótico. La iglesia, a la que se accede desde un atrio con arquerías muy atractivas en la que sus vanos adquieren la luz atrapada en la plaza contigua, es monumental, de una única nave en la que su cabecera sustenta el presbiterio con ábside de tres paños.
El interior es un alarde de recursos artísticos de diferentes épocas, perfectamente conjugados, aunque sin duda es el arte gótico quien brilla con luz propia. Nos sorprenderá el artesonado mudéjar de la sacristía y una capilla cenobítica situada en el claustro, cuyos muros y bóveda están completamente recubiertos por calaveras.