Tierra de Campos palentina

Tierra de Campos

Tierra de Campos, otra de las comarcas de la provincia de Palencia. Conocida con ese nombre desde el siglo XIII (anteriormente como Campos Góticos), es una llanura milenaria e impactante que se distingue por su aparente infinitud. Esta comarca natural, poseedora de una singularidad y personalidad propia, se extiende por aproximadamente 5.000 km² en las provincias de Palencia y Valladolid, tocando también Zamora y León. La zona de Palencia, supera los 2.000 km², ocupando así, la mayor parte de esta vasta región meridional. Geomorfológicamente, se clasifica como una campiña arcillosa, situada entre 750 y 800 metros sobre el nivel del mar. Está compuesta por materiales arcillo-arenosos de color pardo-amarillento, cuya escasa permeabilidad favorece la existencia de lagunas esteparias como La Nava o Boada. Este extenso paisaje, que Justo González Garrido definió como "la llanura que se extiende tersa y uniforme en un amplio paisaje de severa y desnuda belleza", se encuentra delimitado al norte por las terrazas fluviales y al sur por los páramos calcáreos del Cerrato, teniendo el río Pisuerga como límite natural al este.

La Tierra de Campos Palentina esconde sorpresas variadas tras su homogeneidad superficial. Su paisaje, su luz intensa y sus volúmenes son ricos en contrastes, únicos en sus amaneceres y atardeceres. Históricamente se considera el granero de España, un destino de labrantíos de cereal donde la deforestación es dominante, aunque originalmente pudo haber estado cubierta por bosques de encina. Si bien la mayor parte del terreno está dedicada al monocultivo, esta tierra es abundante en obras artísticas, la mayoría custodiadas en el interior de sus templos. Estas piezas de primer orden, de todos los estilos y épocas, incluyen creaciones realizadas para reyes, nobles y cofradías, así como el valioso legado del pintor Pedro Berruguete. El territorio invita a una visita pausada para recorrer sus municipios, que además conservan bellos y singulares palomares como ejemplo de la arquitectura rural cuyo elemento constructivo esencial es el adobe.

La visita a esta comarca queda plenamente justificada por la combinación de su impactante belleza natural y su gran variedad de templos, museos y lugares de interés. Es una invitación a dejar la prisa, tomarse tiempo para un paseo por las calles y plazas de sus localidades, y descubrir las obras que no solo reflejan la alta historia, sino también la intrahistoria de cada enclave, la etnografía y cultura populares. En definitiva, la Tierra de Campos ofrece la oportunidad de disfrutar plenamente de la naturaleza y el paisaje mientras se contempla un patrimonio artístico de primer nivel.