Ermita de Santa Cecilia

En uno de los emplazamientos más bellos del románico, encaramada a una peña a los pies de un manantial, se encuentra la ermita de Santa Cecilia de Vallespinoso. El conjunto, datado en el siglo XII, representa una de las mejores fusiones entre naturaleza, paisaje y arte, lo que le llevo a ser declarado Monumento Histórico Artístico el 25 de mayo de 1951.

El templo canónicamente orientado, de proporciones acertadas para sus reducidas dimensiones, se encuentra rodeado de un aura romántica que se ve acentuada por una estructura que evoca una función defensiva. Constituido en planta por una nave única rectangular con cubierta de cañón y cabecera semicircular. Su exterior, se caracteriza por la buena hechura de sus sillares, llamando la atención su atípica torre que en origen debió de coronarse en una tronera, y que fue cubierta por una cúpula en su restauración, y que ha generado tanto debate entre los especialistas, además, de su imponente y desproporcionada portada que resalta poderosamente sobre su fachada. De esta, destacar su programa iconográfico donde brillan con luz propia las imágenes del Juicio de las Almas, las Tres Marías y, sobre todo, su calendario agrícola, del que no se conservan ejemplos escultóricos cercanos. 

Si su exterior es impactante, el interior no deja indiferente a nadie, resalta su verticalidad, así como, la magnífica forma en la que se soluciona el desnivel adaptando la morfología del templo al terreno mediante una bella escalinata de seis peldaños que comunican nave y cabecera. Nuevamente se puede admirar un bello conjunto escultórico destacando el capitel del arco triunfal en el que se ve a Sansón desquijarando al León y el bello capitel de inspiración “andresina” que representa hojas de acanto en espiral con una flor de ocho pétalos en su centro, realizada con la técnica del trépano.