Chozos de pastor
Los chozos o cabañas de Antigüedad eran las viviendas de los pastores cuando estaban en el campo con sus rebaños. Construidas en piedra caliza, procedente de los majados muy abundante en los páramos, junto a las corralizas, que eran los lugares donde se guardaba el ganado. Tanto los chozos como las corralizas se levantan sobre terrenos no aptos para el cultivo.
Los sistemas de construcción de estas viviendas cerrateñas eran los mismos para toda la comarca. Se delimitaba el terreno con una circunferencia, para posteriormente ir rellenado dos hojas, la interna y la externa, de las paredes. Generalmente no se empleaba argamasa para fijar las piedras. A partir de un metro del suelo, la pared se iba estrechando, hasta lograr que las propias hiladas, por aproximación, hicieran la bóveda, que terminaba en el humero, abertura que se tapa con una laja plana cuando no era necesario que saliera el humo al exterior. La entrada, de escasa altura, suele estar realizada mirando hacia el mediodía, aunque hay cabañas que la tienen al sureste. El suelo del chozo no estaba especialmente acondicionado. El pastor esparcía algo de paja o su propia manta le servía como lecho.
Solían construirse adosados a alguna pared de las corralizas para controlar mejor el ganado. Aunque hay ejemplares aislados de estas. Estos corrales eran de forma rectangular, con diversas medidas, también levantadas en piedra caliza de páramo sin revoca, y con un suplemento de espino para prevenir los ataques depredadores. Tenían una sola entrad. Los chozos se ubicaban a lo largo de la Cañada Real Burgalesa.
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